El otro día estaba en casa con mi pareja y le pregunté si quería probar algo de sugestión. Le resulto curioso ya que no sabía mucho del tema y le parecía algo raro, pero aceptó. Como estaba teniendo muchos trabajos que entregar pensé en plantearle una situación relajante. Sabiendo cómo es pasé de los típicos escenarios en la playa o en la montaña, porque no le gustan y decidí ir a una de sus zonas de confort. Le dije que se sentase, que se pusiera cómoda y que cerrase los ojos. Le describí una situación en la que estaba cuidando unas flores del jardín. Puse de fondo cantos de pájaros para simular el jardín. Mientras se imaginaba que iba tocando las floras estimulaba sus manos. Finalmente se imaginó sentándose en una silla en el jardín mientras veía las flores. Cuando terminamos se sentía mucho más relajada. Le pareció increíble que aunque supiese que estaba en el salón de casa durante unos minutos se pudo transportar a un lugar tan sereno.